Si te estás planteando una renovación de tu cocina, desde nuestro estudio de interiorismo en Madrid Teresa Galán, te proponemos que pienses en utilizar el diseño industrial. A nosotros nos encanta porque es atemporal y ecléctico, pero a la vez causa un fuerte impacto al ser marcadamente personal.
La cocina es un espacio eminentemente funcional, pero también muy versátil, en el sentido de que en muchas casas es la estancia principal, poder agasajar a nuestros invitados a la vez que cocinamos es un lujo que las cocinas de diseño industrial hacen posible. Veamos en este post las principales características que presentan las cocinas de diseño industrial.
Los orígenes de las cocinas de diseño industrial
Para hacernos una idea de cómo son las cocinas de diseño industrial pensemos en los lofts de las grandes ciudades como Berlín o Nueva York, de grandes espacios luminosos y abiertos con techos muy altos. El diseño industrial surgió a finales de los años 50 en Nueva York, cuando las fábricas se trasladaron del centro de la ciudad al extrarradio quedando grandes locales vacíos. Los artistas aprovecharon estos locales para adecuarlos como casa taller puesto que eran grandes, baratos y luminosos.
En realidad pues, no hay normas ni estándares fijos a la hora de crear cocinas de diseño industrial, ya que este estilo tiene como objetivo principal la creatividad y la personalización teniendo como base la sencillez y el sentido práctico. Las cocinas de diseño industrial tienden a dejar vistos los diferentes materiales y elementos utilizados en la construcción, ladrillos, hormigón, cemento, madera, cristal, hierro, tuberías y vigas pero también a reciclar y readaptar muebles usados y objetos decorativos desgastados, consiguiendo un diseño moderno y vanguardista con un toque muy urbano.
Las cocinas de diseño industrial son personales y únicas
Aunque el eclecticismo sea la clave hay unas pautas claras, las cocinas de diseño industrial son espacios grandes y abiertos, en los que predominan los colores gris y negro, una de las claves es buscar siempre la mayor optimización del espacio. Por lo general los electrodomésticos suelen ser grandes y en este tipo de cocinas solemos encontrar islas o mesas modulares.
Los muros de ladrillo visto suelen emplearse bien sea en cocinas más grandes u otras más pequeñas, a veces también pintados de gris o de blanco, quedan muy bien combinados con superficies oscuras, negras o grises en encimeras y electrodomésticos y también con piezas retro, como por ejemplo lámparas que contribuyen a aportar personalidad.
Las vigas de madera o de metal pueden dejarse vistas de manera que se integran como un elemento más de la decoración, funcionan a modo de detalle y a la par pueden servir para delimitar espacios. La madera en general, en grandes mesas y estanterías suele funcionar muy bien en este tipo de cocinas.
El microcemento y el hormigón, que en la actualidad pueden ser sustituidos por baldosas o azulejos vinílicos, le dan un aspecto de sobriedad y una cierta tosquedad que va muy bien con este estilo al aportar un toque moderno.
Con respecto a la disposición del mobiliario, las líneas rectas y puras remarcan la funcionalidad. Las estanterías de madera permiten dejar a la vista la vajilla y los elementos de detalle jugando a darle al ambiente un espíritu más distendido e informal.
Los taburetes y las sillas de forja son parte fundamental del mobiliario, a veces combinados con cuero. Mientras las lámparas colgantes de forja o de estilo industrial aportan un toque distendido.
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*Las imágenes incluidas pueden no corresponderse a artículos de Teresa Galán