Casi sin darnos cuenta estamos a las puertas del mes de junio, lo que significa que el verano ya está aquí. Aunque el 2020 está siendo extraño, las estaciones no se paran y toca adaptarnos a ellas. Puede que todo lo demás sea incierto, pero de esto no hay duda.
Así que, vamos a aprovechar nuestro post de esta semana para mirar hacia adelante y darte unos cuantos consejos para tengas todo listo a la hora de introducir el verano en la decoración de tu hogar. ¡Inspírate!
Enfoque en lo esencial
El verano es la época del año en el que nos centramos en lo esencial. Nos liberamos de las preocupaciones, nos olvidamos de las obligaciones y las prisas, y nos relajamos. Volvemos a conectar con nosotros mismos y los nuestros. Pasamos más tiempo con nuestra familia y las sobremesas se alargan.
Esta sensación de vuelta a lo básico se introduce en los hogares. Los espacios cuentan solamente con lo necesario y se despojan de todo lo superfluo. El objetivo es crear estancias amplias, etéreas, que inviten a relajarse y disfrutar del tiempo libre con el que contamos durante el verano.
Para potenciar esa sensación de amplitud y luminosidad, el blanco es el color predominante. Ya sea en textiles, mobiliario o paredes, es el protagonista indiscutible. Quizá porque nos transporta lugares tan veraniegos como Ibiza o Santorini.
Exterior en el interior
Durante el verano nos gusta disfrutar al máximo del exterior. Hasta los balcones más pequeños se vuelven en los lugares más valorados del hogar. Los días son más largos y las horas de sol, mayores. Por eso nos gusta aprovechar esos rayos de sol que tanto añoramos durante el invierno.
Por eso, se le saca el máximo partido a jardines, terrazas, patios y balcones. Pero además, se busca extender esas zonas hacia el interior de forma que fluya como si de una sola estancia se tratara. La forma de lograrlo es muy sencilla: creando espacios verdes que nos remitan a la naturaleza. Las plantas de todo tipo son imprescindibles. Las ventanas se desnudan, sin cortinas, estores o persianas que las cubran.
Y, por último, se pueden colocar fuentes. No es necesario que se trate de piezas como las que vemos en jardines o patios, de grandes dimensiones. Basta con que se trate de una fuente que se coloque en una mesa auxiliar. Es el sonido del agua corriendo lo que importa, lo que nos transporta a espacios relajantes.
Tonos neutrales
Todo lo que hemos contado hasta ahora está relacionado con este último punto. El verano es reconexión con la naturaleza, la vuelta a lo básico, la tranquilidad. Eso se traslada a los tonos y los materiales que priman en este tipo de decoración.
Como hemos mencionado, el blanco es el color estrella. Pero para romper el monocromatismo se utilizan tonos neutros como gris, beige, verde agua o tonos tierra en su vertiente más ligera. No hay que perder de vista el objetivo: crear espacios de desconexión y naturales.
En cuanto a los materiales, destacan la madera, el mimbre, la rafia, el algodón… En definitiva, aquellos más naturales y sin artificios, en su versión más raw y sin tratar.
En Teresa Galán estamos al día de todas las tendencias y tenemos la habilidad de hacer realidad tu proyecto. Si quieres que nuestro estudio de interiorismo en Madrid te ayude a diseñar espacios que lleven el verano a tu hogar, ponte en contacto con nosotros y estaremos encantados de escucharte.