Teresa Galán I Arquitectura y Diseño Interior

Una cocina blanca y minimalista es un lienzo que nos inspira a crear nuevos platos, a experimentar con todos los sentidos, especialmente el de la vista.

Este es un concepto puro y novedoso de la cocina en el que no tiene cabida el caos. Al contrario, el menos es más se traduce en elegancia y pulcritud mediante el almacenaje oculto.

 

Este orden permite dar protagonismo a elementos clave como las islas, y se ve acentuado por una iluminación estudiada que potencia el color blanco.

 

 

 

La elegancia de lo oculto

 

En estas cocinas los electrodomésticos desaparecen mediante paneles dando lugar a un conjunto más compacto y armonioso.

 

Las vajillas, los servicios de mesa, la cubertería y todos los accesorios de cocina cuentan con sistemas de almacenaje modernos estéticos y funcionales.

 

Este sistema oculta lo que no es relevante desde el punto de vista estético pero con gran practicidad.

 

El resultado es la elegancia de lo oculto que solo nos desvela la esencia de la cocina en toda su magnitud.

 

 

 

El estudio de la luz

 

La iluminación ubicada de forma estratégica potencia el color blanco aumentando la luminosidad y la amplitud de la cocina.

 

Los puntos de luz crean volúmenes y contrastes que resaltan la estética del espacio, al mismo tiempo que iluminan de forma práctica la zona de trabajo.

 

Aunque las cocinas blancas son luminosas, el estudio de la luz es esencial, sobre todo si no cuentan con abundante luz natural.

 

 

 

El protagonismo de las islas

 

Las islas centrales son el elemento más deseado en las cocinas modernas. La elección del color blanco y sus líneas puras la convierten en el punto de atracción y en el foco principal de la habitación.

 

Este tipo de islas son el máximo ejemplo de minimalismo al contener solo una de las funciones de la cocina: la limpieza, con un fregadero bajo encimera de diseño integrado.

 

En otros modelos, la isla constituye el espacio principal de trabajo con cocinas y campanas extractoras de última generación.

 

 

El toque rústico

 

El color blanco combina con todos los materiales, pero adquiere mayor calidez con un suelo de madera.

 

La modernidad se acentúa con la elección de un suelo clásico renovado que es tendencia: la instalación en forma de ángulo, Chevron o Punta de Hungría.

 

La madera aporta un toque rústico que, unido a la luminosidad del blanco, recuerda la sencillez del estilo nórdico.

 

 

 

Los pequeños detalles

 

Los objetos decorativos se reducen a la mínima expresión para reforzar la sensación de limpieza, frescura y amplitud de la habitación.

 

La simplicidad no significa ausencia absoluta de detalles, aunque puede ser una opción. El minimalismo más bien se sustenta en la elección de los ornamentos precisos.

 

Una estantería sencilla de líneas rectas encaja a la perfección en el espíritu de este tipo de cocinas.

 

Una fotografía en blanco y negro con un marco sutil, un bol que rompe las líneas rectas sin estridencias, un pimentero en el mismo material o tonalidad que el resto del mobiliario son ejemplos de cómo los pequeños detalles confieren personalidad a la cocina sin restar protagonismo al todo.

 

 

Si quieres renovar tu cocina con una estética moderna y minimalista que aporte a tu hogar diseño y funcionalidad, en Teresa Galán te asesoraremos para integrarla en tu vivienda de forma personalizada.